Ansias de Ser y Estar en Misión

Y llegó el mes misionero… envuelto en gel hidroalcóholico y mascarillas, pero con las mismas ansias de ser y estar en Misión de siempre. Me llamo Mónica y soy MISEVI. Casada con otro misionero y con 4 hijos, trabajo en el Seminario Menor San Pelayo de Tui. Desde aquí, vivimos la Misión rezando, aprendiendo y dando abrazos, acogiendo y despidiendo a aquellos MISEVIS que van y vuelven a España después de salir de su casa para dar lo mejor que tienen: a ellos mismos. Pero también nos toca hacer misión, en nuestra Diócesis, en nuestra ciudad, compartiendo nuestros dones con los voluntari@s de AIC y últimamente en ese lugar llamado mundo virtual.

Porque para nosotros, un misionero, es aquel que lleva el Evangelio a todos los rincones del Mundo. Un misionero es el que llena corazones de esperanza y manos de herramientas para que la persona pueda continuar su camino con dignidad y avanzar en su  crecimiento personal, social y espiritual. Pero un misionero también es el que dice “Aquí estoy, envíame” con una apertura y entrega total a los planes de Dios, aunque muchas veces no sean los nuestros.

Y esa soy yo ahora, que desde hace poco más de dos años, vivo trabajando en el equipo de MISEVI INTERNACIONAL, lo que supone un reto y aprendizaje continuo pero también el regalo de descubrir cada día la enorme capacidad de colaboración que tenemos en la familia vicenciana.

Así que durante los últimos meses, me he visto envuelta en conciertos online, creación y venta de delantales, webinars y reuniones varias. Todo ello salpicado de conversaciones, entrevistas, incluso algún encuentro que hemos llenado de abrazos virtuales. Todo para recaudar fondos para Angola, Bolivia, Brasil, Líbano… Pero también para ser anuncio de la Buena Noticia, que no es otra cosa que decirle a la persona que tienes a tu lado:  te quiero de la misma forma que yo me he sentido amada por Dios, estamos unidos en esto, y seguimos trabajando contigo para conseguir un mundo mejor para todos.

Mónica Villar

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