Santos Inocentes

(Mt 2,13-18): Después que los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle».

José coge a su hijo, y a María, y huyen, huyen del hogar con un bebe recién nacido. No habrá sido fácil, un camino sin conocer, pasando sed, y con el sol ardiente.

Niño en AngolaAquí, en Lobito, he tomado consciencia de este día.

En mi cultura, el día 28 se celebra con la gala de los inocentes, con las inocentadas y es un día para hacer bromas al libre albedrío. Adquiriendo un mensaje frio y distante, completamente opuesto a lo que significa este día para los creyentes. Si lo piensas con el Evangelio en las manos, es un día para mirar a todos esos Santos Inocentes que te encuentras en las escuelas, en las calles, o en las orillas del mar jugando y saltando, para que no les pille la ola.

No son inocentes que hayan tenido que abandonar sus hogares de manera física, pero sus problemas del día a día los obligan a vivir realidades que no le corresponden a su temprana edad. Situaciones de desnutrición en la temprana infancia, abandono de la familia, falta de una vivienda digna. Aun así, siguen cumpliendo la definición de inocente, siendo estas: que está libre de culpa, que no tiene maldad, que es fácil de engañar o confía excesivamente en la bondad de los demás.  También tienen las actitudes de una persona santa, dejando que la gracia de Dios actúe en sus vidas.

Pongo cara a estos santos inocentes que acompaño ahora en sus días a días. Y me pregunto, ¿Cómo hemos llegado nosotros a deshumanizar tanto este día y ser tan frívolos?

Isabel Muñoz