Ribel Elias, presidente de Misevi Internacional: «Deberíamos creer que ser Misevi no es un compromiso temporal o un voluntariado, es una manera de vivir»

Hola Ribel, primero, nos gustaría que te presentes. Sabemos que eres de Líbano y que actualmente eres Presidente de Misevi Internacional. Ahora queremos saber más sobre ti en los demás ámbitos de tu vida.

Soy un vicenciano orgulloso, estudié en un colegio de las Hijas de la Caridad, fui miembro de JMV y desde el año 2000, soy un Misionario Laico Vicenciano comprometido en Misevi Líbano. Estoy casado con una vicenciana comprometida y soy un feliz padre de dos hijos. Profesionalmente, soy ingeniero civil.

Actualmente, eres presidente de Misevi Internacional. ¿Puedes contarnos como llegaste hasta aquí? ¿Cuáles han sido los momentos más marcantes en tu vida que han hecho esto posible?

A comienzos de 2018, mi mandato como presidente de Misevi Líbano ya estaba a terminar. Mi plano en aquel momento era hacer una pausa de mi trabajo en la organización y dedicarme más a mi familia y a mi carrera profesional. Además, la enfermedad de mi padre me obligó a no participar en la 5ª asamblea general en febrero de 2018.

En los primeros días de la asamblea, yo había recibido una llamada de un amigo para animarme a presentarme como candidato a presidente. Yo siempre había tenido esa sensación de que muchas cosas podían ser hechas y mejoradas a nivel internacional, y estaba seguro de que con el apoyo de mis amigos de Misevi Líbano y con un equipo internacional comprometido, nosotros podríamos conseguir más.

Recuerdo claramente el momento cuando sentado al lado de mi padre enfermo, oraba por la ayuda del Espíritu Santo. Otra llamada del consejero de Misevi Líbano y de mi mujer, que se encontraba fuera del país en aquella altura, fueron el detonante. Asumí esta prueba de fe y me presenté como candidato.

Desde entonces, vivo una maravillosa aventura con Dios, gracias al increíble equipo coordinador internacional y al incondicional apoyo de todos los Misevis del mundo.

– ¿Cuál es el perfil de un misionero laico vicentino hoy en día y cuál debería ser?

«Discípulos en Misión» es el nombre de la nueva formación y guía espiritual que va a ser lanzada brevemente a nivel internacional. Es el resultado de dos años de trabajo que pueden ayudar a responder esta pregunta. Por lo tanto, voy a referirme a esta guía muchas veces.

Los misionarios de Misevi son mujeres y hombres laicos llamados y enviados a compartir el carisma y espiritualidad vicencianos, iniciado en primer lugar por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. Esta llamada está constantemente a ser adaptada a las realidades culturales del momento en que vivimos. Como organización, Misevi cree que la misión está fundamentada y profundizada en la experiencia, que nace de la dádiva de ser llamado por el Evangelio a vivir y actuar como Jesús nos enseñó.

Como Vicencianos, somos llamados a ponernos al servicio de nuestras hermanas y hermanos que más nos necesitan. ¡Sea cual sea su necesidad! Este es el secreto por detrás de la diversidad y riqueza del carisma vicenciano. Como vicencianos, somos invitados a hacernos cargo de las necesidades físicas y espirituales de aquellos con los que trabajamos. Como vicencianos y cristianos, es vital para nosotros permanecer conectados con Dios, mantener esa relación personal donde podemos encontrar la verdadera felicidad, el significado de nuestra vida, y el sentido de nuestra misión.

Como Laicos, somos llamados a estar conectados con la realidad de nuestro mundo, para tener el valor de ser pioneros en el trabajo por la justicia, que tanto necesita la sociedad actual. También deberíamos creer que ser Misevi no es un compromiso temporal o un voluntariado, es una manera de vivir.

Como Misioneros, somos invitados a ver a los Pobres como nuestros señores y maestros. Nosotros les servimos como nuestros señores. Vemos en ellos a Cristo. Ellos son nuestros maestros. Nosotros escuchamos y aprendemos de ellos, y al mismo tiempo, ellos son nuestra misión. Gracias a ellos aprendemos a amar a Dios afectiva y efectivamente. Nosotros siempre vamos y venimos de la escuela de la vida a la fuente: el amor de Dios.

-Como misioneros laicos, ¿dónde está nuestro lugar en la Iglesia y en la sociedad?

Como laicos, los misioneros responden a la llamada del Evangelio a evangelizar y ser evangelizados por esos a los que sirven, especialmente, por aquellos que viven en la pobreza.

Esos misioneros “están especialmente llamados a hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos” (Lumen Gentium 33) y “su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de la comunidad eclesial -esa es la función específica de los Pastores- sino el poner en práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas, escondidas pero a su vez ya presentes y activas en las cos as del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, así como otras realidades abiertas a la evangelización…” (Evangelii Nuntiandi 70).

El Papa Francisco también lo explicó muy bien: “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28, 19) … Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros»” (Evangelii Gaudium 120).

Por lo tanto, los laicos misioneros son el corazón de nuestra iglesia y nuestra sociedad; y es nuestra responsabilidad ser la voz de la sociedad dentro de las comunidades eclesiales y ser misioneros de la Buena Noticia donde las instituciones eclesiales no llegan.

Considerando tu historia personal, ¿qué es lo que te motiva a ser misionero cada día?

Hace años, me vi a mí mismo preso en el medio del trabajo organizacional y administrativo de Misevi. Yo siempre quise estar en primera línea de la Misión; por eso, comencé a perder mi motivación y pensé muchas veces en desistir. Lo que realmente me ha mantenido motivado hasta hoy para el servicio en la retaguarda, es el amor y apoyo de mi esposa, de mis amigos en Misevi a nivel nacional e internacional, que creen en mí y en mi misión.

-Misevi Internacional es una organización vicenciana de formación reciente. ¿Cuáles son los desafíos organizacionales que enfrenta y que puede ofrecer de nuevo al mundo?

Yo no quiero hablar de las dificultades y luchas que enfrentamos a nivel personal u organizacional. ¡Para cada uno son diferentes! Dependiendo de quién y de dónde, pueden ser persecución, dificultades económicas o incluso falta de vocaciones y compromiso.

Prefiero hablar sobre un desafío oculto, sobre la sutil diferencia que separa el papel de las comunidades eclesiales del papel de los laicos. Es un debate polémico incluso dentro de nuestros grupos. Por un lado, somos una asociación laica, con un papel dentro de la Iglesia; y, por otro lado, estamos en plena colaboración con Padres y hermanas en nuestros ministerios.

No es una pregunta de sí o no. Yo pienso que mucho tiene que ser hecho para iluminar esta relación para alcanzar cierto consenso sobre como estar en comunión sin fusión, teniendo en consideración nuestras culturas y experiencias.

¿Sobre qué podemos ofrecer al mundo? Para responder a esta pregunta, voy a citar al Padre Eli Chaves, “Misevi, una nueva manera de ser discípulo de Cristo y misionero.”

-La Familia Vicenciana tiene varios ramos y Misevi Internacional es uno de ellos. ¿Cuál es el papel de Misevi dentro de la familia?

¡El pasado mes de enero, más de 160 ramas de la Familia Vicenciana se conocieron en Roma por primera vez en la historia! Fue una oportunidad para descubrir la riqueza y diversidad de nuestro carisma y para encontrar cómo podemos completarnos y ayudarnos mutuamente.

¡Somos uno de los ramos más recientes! Aunque Misevi atrajo a muchos de los ramos que manifestaron su deseo de colaborar con nosotros. Para muchos de ellos, fue muy interesante ver una asociación laica implicada en el trabajo pastoral y las misiones además de en el servicio y trabajos de caridad.

-El mundo enfrenta una pandemia llena de nuevas y asustadoras situaciones. ¿Cómo se posiciona Misevi ante esta nueva realidad? ¿Existe una estrategia o proyecto en andamiento?

No hay duda de que esta última pandemia ha cambiado el mundo que conocemos. Al igual que muchos otros, los miembros de Misevi y sus grupos han gestionado sus recursos de manera innovadora para mantener sus misiones y actividades en funcionamiento.

Además, en colaboración con nuestras iglesias locales y la Familia Vicenciana, todos nuestros miembros y grupos están trabajando y ayudando a los necesitados en nuestras diferentes realidades.

-Puedes compartir con nosotros un versículo o pasaje del Evangelio que te inspire o guíe en tu vida como Presidente, como misionero, como vicenciano?

Quiero compartir con vosotros mis primeras palabras en la Asamblea General después de que me eligieran presidente. Estos versículos me guían en mi mandato y en mi vida:

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (Corintios 12, 9)

– Por último, en este mes misionero, puedes enviar una invitación para los cristianos vicencianos para comprometerse con la Misión y eventualmente, unirse a Misevi Internacional o a los misevis locales.

Estoy seguro de que el carisma de Misevi es atractivo para muchos vicencianos y cristianos de todo el mundo. En mi opinión, mi invitación no es para unirse a Misevi. Es para descubrir su vocación y vivirla. Esta es la verdadera fuente de felicidad, especialmente cuando este camino te lleva a una íntima relación con Dios.

En este mes especial de octubre, invito a todo el mundo a abandonar la apatía y creer en que ellos pueden mejorar su vida y la vida de otros.