Hacia una Iglesia Sinodal

El pasado día 1 de marzo tuvimos un encuentro/formación sinodal, impartida por D. Sergio Pérez y que nos pretendía ayudar a encontrar el camino “Hacia una Iglesia Sinodal”. Pero no solo fue eso, la formación nos introdujo de lleno en la idea con la que el Papa Francisco ha querido sacudir a la iglesia, un terremoto que parte del espíritu de todas las personas que conformamos, y que conformaron en algún momento, la iglesia. Un espíritu que sale en busca de los excluidos y de los “descartados” para enseñarles que las puertas que una vez se les cerraron a sus espaldas nuevamente están abiertas, brindándoles la oportunidad de volver a entrar.

Esta formación sirvió como presentación de la fase diocesana, en la que nos encontramos ahora, la cual nos anima a estar atentos a dos realidades: a la escucha activa y a la acogida. Escuchar a los “descartados” y al espíritu, ya que de ahí surgirá la nueva iglesia. Esta fase además nos recuerda algo inaudito, y es que es la primera vez en la historia que el sínodo se ha abierto a toda la iglesia y no solo a un sector de la misma. En este sínodo todas las personas están invitadas a reflexionar, escuchando así a las personas de dentro, a las de fuera, a las “descartadas”, … Escuchar a todas las realidades y ver como la iglesia les ha tratado, y así reformular los métodos para tratar a las personas de aquí en adelante.

Este sínodo va a seguir el método propuesto por Francisco, reconocer, interpretar y elegir:

  • Reconocer. No partimos de cero, por ello es importante la información existente.
  • Interpretar. Todos esos elementos que nos interpelan.
  • Y elegir. Apostar por unas líneas para “sacar adelante” esos elementos que nos interpelan.

Algo que también me llamó la atención de la formación fue la clara opción misionera de este sínodo. Misioneros para hacer un anuncio de fe, misioneros para acercarnos a los descartados, misioneros que imitan a Jesús y sus acciones, …

Con este sínodo también se pretende revitalizar las celebraciones, las comunidades, la forma de hacer, …

Pero todos estos cambios debemos plantearlos sin caer en las tentaciones: pues no es un proceso dirigido por nosotros sino por Dios, nuestra opinión cuenta siempre y cuando esté dirigida por el espíritu, tampoco debemos centrarnos en las sombras, pero si revitalizar las luces, … ya que entonces caeríamos en las tentaciones que entorpecerán y ensuciarán este proceso de renovación.

Esta formación me ha motivado a participar, a estar atento y con el corazón abierto a escuchar al espíritu, pues he sido muy crítico con la iglesia y ahora siento que escuchando y reflexionando un poco estas reivindicaciones pueden ser parte de la iglesia del futuro. Una iglesia con la que he soñado tanto y que tan lejos veía por primera vez veo que puede ser posible.