El 20 de enero tomará las riendas de Estados Unidos de Norteamérica un nuevo presidente, Joe Biden y ahí se pondrá en marcha la contrareloj de los 100 primeros días, para que se cumpla su promesa de revertir la política de Donald Trump en temas migratorios.
Si esto se concreta y hace realidad, se dejará de separar a los niños y niñas migrantes de sus padres y madres en la frontera con México, se suprimirá el límite al número de peticiones de asilo que puedan presentarse, se terminará con las prohibiciones de viajar a EUA a los ciudadanos de varios países de mayoría musulmana, se protegerá a los “dreamers”, se facilitará el acceso a ayudas federales para estudiar… en fin, se dará un enfoque más humano a esta realidad.
Sin embargo, las políticas migratorias impuestas hacen de este sueño, un viaje de pesadilla. (Este en Centroamérica y otros tantos hacia Europa…)
En este caminar se encuentran nuevamente numerosos hermanos y hermanas centroamericanos, dándole continuidad a la “Caravana sin fin”, al Vía Crucis del Pueblo.
Apenas estrenado este año 2021, el pasado viernes 15, ha salido de la terminal de buses de la ciudad de San Pedro Sula una caravana formada por 6000 migrantes a los que se les unieron otros 3000 formando un grupo de unas 9000 personas que ingresaron en Guatemala por la frontera de El Florido y Aguas Caliente. Saben, que formarán una gran caravana junto con los miles de migrantes atrapados que hay en México. La intención es llegar a vivir en condiciones mejores.
https://radioprogresohn.net/caravana-de-migrantes-2021/
Cuántas vidas desgarradas, obligadas a escapar de la pobreza, la violencia, la devastación de dos grandes huracanes (Eta e Iota), el hambre, el desempleo, la pandemia, la impune corrupción, el populismo que desprecia, el saqueo de las instituciones públicas… otros con todo derecho, “buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad” (Exhort. Ap. Postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 91)
Este Vía Crucis que arranca desde el dolor, el miedo, la miseria, el desprecio… sigue y seguirá.
Necesitamos cambiar nuestros argumentos, nuestras emociones… Lo pedimos con la oración al Creador (Fratelli Tutti. 199)
Señor y Padre de la humanidad,
que creaste a todos los seres humanos
con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones
un espíritu fraternal.
Inspíranos un sueño de reencuentro,
de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza,
sin violencia, sin guerras.
Que nuestro corazón se abra
a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad,
de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas. Amén.
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