En contacto con los orígenes vicencianos

Monstserrat Rescalvo, de Misevi Zaragoza, nos cuenta su experiencia participando en FOEVI:

A finales del mes de junio he podido compartir junto con ciento cuarenta personas llegadas de todos los puntos de España a Éibar, la formación de la Escuela Vicenciana: Un espacio para crecer; bajo el lema: “Saber más para servir mejor”.

Quisiera subrayar los objetivos que nos mueven en dicho encuentro: reforzar la identidad vicenciana, favorecer el conocimiento y las relaciones interprovinciales además de afianzar nuestro ser de educadores Vicencianos en contacto con los orígenes.

A través de diferentes ponencias se nos ha recordado como la escuela vicenciana cuenta con un personal docente formado, ilusionado y motivado, que constituye un equipo totalmente coordinado, con disponibilidad y responsabilidad en la tarea educativa, y en la mejora continua del centro del que se procede.

Reflexionábamos como en una sociedad como la actual, con profundos cambios en todos los campos, corremos el riesgo de perder nuestra identidad y, al mismo tiempo, no podemos seguir ofreciendo las mismas respuestas educativas pensadas para una situación diferente a la actual. Por eso urge apostar por una escuela en valores Vicencianos que surgen de San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac.

No se trata tanto de hacer cosas, sino de “ser” y ser signo en el mundo actual siguiendo el ejemplo de nuestros fundadores. Santa Luisa nos dice a los maestros que además de la coherencia personal entre lo que enseña y lo que se vive, hay que generar un clima educativo en el que se dé atención personalizada y respetuosa, sencillez en las explicaciones, buscar a los alumnos allí donde se encuentren, atender a la diversidad atendiendo a los que más lo necesitan,… en resumen ser un profesional “excelente” y experto en la creación de un buen clima escolar.

Se notaba en el ambiente una comunidad educadora vocacionada que va creciendo y madurando. Para llevar a cabo nuestro proyecto común no basta con la valoración personal: es necesario que las personas estemos dispuestas a enriquecernos con los otros, a promover la comunicación que nos ayuda a evangelizar y a establecer relaciones constructivas.

Una consecuencia directa de la comunicación entre las personas y de la conciencia de estar realizando juntos la misma misión es la corresponsabilidad. El proyecto ha de ser obra de todos, pero, para ello, cada uno ha de sentirse protagonista, urgido por las necesidades que se presentan, responsable de los objetivos planteados, solidario con las decisiones de toda la comunidad.

Importantes la unidad de principios comunes, como puntos de referencia continua, y la unidad de acción, que no de uniformidad o de acción única, pro sí de acción coordinada hacia los mismos fines. Aquí es donde entra el tema de la “inteligencia compartida”. La comunidad educativa vicenciana ha de ser capaz de forjar relaciones intensas entre todos sus miembros. Generar vínculos de pertenencia es esencial para la creación del clima escolar y diversos espacios en él.

Un educador vicenciano no se puede permitir el lujo de vivir en la desmotivación. Somos conscientes del trabajo que hemos de realizar, aunque las circunstancias no son siempre las más favorables, pero no debemos olvidar nunca que en este mar tan complejo de la educación, nosotros somos los que damos aliento a los demás y tienen el rumbo claro.

Ilusión y alegría no debe de faltarnos nunca porque son el termómetro que nos indica como estamos y lo que estamos transmitiendo allí donde nos encontremos. No olvidemos que si cosechamos sonrisas es porque continuamente estamos sembrando cariño, respeto y acogida.

Ha sido un regalo ir al Berceau, lugar de nacimiento de San Vicente de Paul. Seguir los pasos de Él y celebrar la fe que día a día alimenta mi vida, en el lugar, en el ambiente y en el espacio donde vivió fue muy gratificante y emotivo.
Solo pensaba y meditaba en el gran compromiso que debo de vivir y compartir con todos los que tengo a mi lado para sembrar y difundir el CARISMA VICENCIANO. “El amor es inventivo hasta el infinito