Testimonio: El don más preciado, la vida

Olga Adán comparte con nosotros el regalo de la experiencia que está viviendo en este #VeranoMisión en La Moskitia (Honduras), junto a la comunidad de Misevi.

Hay momentos en la vida que encuentras ese momento para pararte y reflexionar y hoy es uno de esos días. Venimos de Celebrar la Palabra con el pueblo miskito, todo un honor, compartir con personas que, aunque vengamos de mundos diferentes, nos una nuestra Fe, nuestro Amor a Dios. El Evangelio nos dice: el que entregue su vida por mi causa, ese la encontrará.

Que mensaje tan valioso nos da Dios, pues la Vida es el don más preciado que nos ha dado, y crece en la medida en que se comparte. Uno de los mensajes más profundos de Jesús es que nadie desperdicie su vida en egocentrismos, porque eso es perderla. En el Reino del Padre, el más rico es el que más sirve a sus hermanos. Jesús es el mejor modelo, y nosotros estamos llamados a seguir su ejemplo.

La vida de los patuqueños es dura, es un sobrevivir al momento, al día. Las cosechas se estropean con la lluvia, las ilusiones por recoger un buen arroz, un buen frijol, se desvanecen, pero la fe en Dios incrementa. Se vuelcan en la oración, se sienten escuchados por el Padre. Los papás pasan horas en el campo trabajando, las mamás, buscan la manera de repartir lo poquito que tienen para que el alimento llegue a todos sus hijos, ambos entregan su vida por otras vidas, las de sus hijos, su mayor tesoro.

Y tú, que estás sentado en tu sillón, te planteas la manera de poder colaborar en el mundo que Dios nos ha regalado, pues levantate, abre los ojos y sal de tu casa, acércate al otro, comparte tu vida, entregándola a los demás y verás como crece tu mayor don, la vida.